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TESTIMONIO DE UN EXGENERAL: El gobierno de Trump planeó golpe de Estado con militares rebeldes en Venezuela

sƔbado, 26 de enero de 2019

/ by GVD NEWS
El gobierno de Donald Trump sostuvo reuniones secretas con militares venezolanos rebeldes para hablar sobre sus planes para derrocar al presidente NicolÔs Maduro, según funcionarios estadounidenses y un excomandante militar venezolano que participaron en las conversaciones.

Establecer contactos clandestinos con golpistas en Venezuela fue una gran apuesta para Washington, dado su largo historial de intervenciones encubiertas en toda América Latina. Muchas personas de la región aún sienten un gran resentimiento contra Estados Unidos por haber respaldado rebeliones, golpes de Estado y complots en países como Cuba, Nicaragua, Brasil y Chile, así como por haber guardado silencio ante los abusos que los regímenes militares cometieron durante la Guerra Fría.

En respuesta a las preguntas sobre esas conversaciones secretas, la Casa Blanca seƱaló mediante un comunicado que era necesario participar en un ā€œdiĆ”logo con todos los venezolanos que expresan el deseo de restablecer la democraciaā€ con el fin de ā€œaportar un cambio positivo a un paĆ­s que ha sufrido mucho bajo el gobierno de Maduroā€.

Sin embargo, un comandante militar de ese paƭs que estuvo involucrado en las conversaciones difƭcilmente puede ser considerado como un emisario democrƔtico: estƔ en la lista de funcionarios corruptos de Venezuela que han sido sancionados por el gobierno estadounidense.

Ɖl y otros miembros del aparato de seguridad venezolano han sido acusados por Washington de un gran nĆŗmero de delitos graves, entre ellos torturar a los opositores del rĆ©gimen, encarcelar a cientos de prisioneros polĆ­ticos, herir a miles de civiles, traficar drogas y colaborar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), un grupo guerrillero que Estados Unidos considera como una organización terrorista.

La mayoría de los líderes latinoamericanos estÔn de acuerdo en que NicolÔs Maduro, el presidente venezolano, es un gobernante cada vez mÔs autoritario que arruinó la economía de su país ocasionando una escasez extrema de alimentos y medicinas. El colapso desató el éxodo de los venezolanos desesperados que escapan por las fronteras, y con ello abruman a los países vecinos.

Al final, los funcionarios estadounidenses decidieron que no ayudarían a los conspiradores, y el plan del golpe de Estado quedó estancado. No obstante, la disposición del gobierno de Trump de reunirse varias veces con oficiales rebeldes que pretenden derrocar a un mandatario de este hemisferio podría resultar políticamente contraproducente.

Desde hace mucho tiempo, Maduro ha justificado su autoritarismo con la afirmación de que los imperialistas de Washington estÔn intentando destituirlo de manera activa, y las reuniones secretas podrían proporcionarle argumentos para cambiar la postura de la región que, en general, se muestra en su contra.
Maduro en un consejo de ministros realizado en Caracas, este mes. La mayorƭa de los lƭderes latinoamericanos estƔn de acuerdo en que es un gobernante cada vez mƔs autoritario que ha arruinado la economƭa de su paƭs. CreditPalacio de Miraflores

ā€œEsto caerĆ” como una bombaā€ en la región, comentó Mari Carmen Aponte, quien fungió como la principal diplomĆ”tica en asuntos de AmĆ©rica Latina durante los Ćŗltimos meses del gobierno de Barack Obama.

AdemÔs del complot golpista, el gobierno de Maduro ya ha eludido varios ataques a pequeña escala, entre ellos una descarga de artillería desde un helicóptero el año pasado y un dron que explotó mientras pronunciaba un discurso en agosto. Los ataques han contribuido a la idea de que el presidente es vulnerable.

Los militares venezolanos buscaron tener acceso directo al gobierno estadounidense durante la presidencia de Obama, pero fueron rechazados, seƱalaron los funcionarios.

DespuĆ©s, en agosto del aƱo pasado, el presidente Trump declaró que Estados Unidos tenĆ­a una ā€œopción militarā€ para Venezuela, una afirmación que atrajo el repudio de los aliados de Estados Unidos en la región, pero que animó a los militares rebeldes venezolanos a comunicarse con Washington una vez mĆ”s.

ā€œAhora era el presidente quien lo decĆ­aā€, seƱaló el excomandante venezolano que se encuentra en la lista de sancionados durante una entrevista, quien habló con la condición de conservar su anonimato por temor a represalias por parte del gobierno de Venezuela. ā€œNo iba a dudar de la información si provenĆ­a de ese mensajeroā€.

Durante una serie de reuniones secretas en el extranjero —que comenzaron el otoƱo pasado y continuaron este aƱo— los militares le dijeron al gobierno estadounidense que representaban a varios cientos de miembros de las fuerzas armadas que no estaban de acuerdo con el autoritarismo de Maduro. Le pidieron a Estados Unidos que les proporcionara radios cifrados, pues aseguraron que necesitaban comunicarse de manera segura, mientras desarrollaban un plan para instalar un gobierno de transición liderado por el EjĆ©rcito con el fin de gestionar el paĆ­s hasta que pudieran convocar elecciones.

Los funcionarios estadounidenses decidieron no proporcionar el material de apoyo y los planes se vinieron abajo después de un operativo de represión en el que se detuvo a decenas de conspiradores.

El recuento de las reuniones clandestinas y los debates políticos que las precedieron se elaboró a partir de entrevistas con once funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, ademÔs del excomandante venezolano. Este dijo que por lo menos tres grupos distintos dentro de las fuerzas armadas venezolanas habían conspirado contra el gobierno de Maduro.

Uno estableció contacto con el gobierno estadounidense a través de la embajada de Estados Unidos en una capital europea. Cuando se informó a Washington sobre este acercamiento, los funcionarios de la Casa Blanca se mostraron intrigados pero recelosos. Les preocupaba que la solicitud de reunirse pudiera ser una trampa para grabar clandestinamente a algún agente estadounidense mientras al parecer conspiraba contra el gobierno venezolano, señalaron los funcionarios.

Un grupo de venezolanos hacĆ­a fila en Caracas para comprar alimentos subsidiados por el gobierno, en mayo. El paĆ­s sufre una escasez extrema de alimentos y medicinas. CreditMeridith Kohut para The New York Times

No obstante, conforme la crisis humanitaria de Venezuela empeoraba el aƱo pasado, los estadounidenses decidieron que valƭa la pena correr el riesgo con el fin de tener un panorama mƔs claro de los planes y los oficiales que buscaban destituir a Maduro.

ā€œDespuĆ©s de muchas discusiones, acordamos que debĆ­amos escuchar lo que querĆ­an decirnosā€, comentó un funcionario gubernamental de alto nivel que no tiene autorización para hablar sobre las reuniones secretas.

Al principio, el gobierno consideró enviar a Juan Cruz, un agente veterano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que recientemente renunció a su puesto como principal autoridad normativa de la Casa Blanca en asuntos de América Latina. Sin embargo, los abogados de la Casa Blanca dijeron que sería mÔs prudente enviar a un diplomÔtico de carrera.

Le pidieron al enviado estadounidense que asistiera a las reuniones ā€œsolo para escucharlosā€, y no le dieron autorización para negociar ningĆŗn asunto importante durante estos encuentros, de acuerdo con un funcionario de alto nivel del gobierno.

Después de la primera reunión, que tuvo lugar a finales de 2017, el diplomÔtico informó que los venezolanos no parecían tener un plan detallado y se habían presentado con la esperanza de que los estadounidenses llegaran con ideas o directrices de apoyo.

El excomandante venezolano seƱaló que los rebeldes jamĆ”s pidieron una intervención militar por parte de Estados Unidos. ā€œJamĆ”s acordĆ© ni se propuso un operativo conjuntoā€, precisó el excomandante.

Agregó que él y sus colegas consideraron llevar a cabo su plan el verano pasado, cuando el gobierno suspendió los poderes de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, e instaló la Asamblea Nacional Constituyente que es leal a Maduro. No obstante, dijo que abortaron el plan por temor a que sucediera una masacre.

Después planearon hacerse con el poder en marzo, relató el exmilitar, pero el plan se filtró. Finalmente, los disidentes decidieron que ejecutarían la operación durante las elecciones del 20 de mayo, fecha en que Maduro fue reelecto. Pero una vez mÔs, se corrió el rumor de que los conspiradores se estaban preparando y tuvieron que detener sus planes, aunque no hay pruebas de que el presidente supiera que los golpistas habían contactado a los estadounidenses.

Para que cualquiera de los complots funcionara, explicó el excomandante, él y sus colegas creían que era necesario detener a Maduro y a otros personajes principales del gobierno al mismo tiempo. Para lograrlo, los funcionarios rebeldes necesitaban un medio para comunicarse en forma segura. Hicieron su petición durante la segunda reunión con el diplomÔtico estadounidense, que sucedió el año pasado.
Legisladores en Caracas, el mes pasado. Los golpistas se sorprendieron cuando el gobierno instaló una nueva Asamblea Nacional Constituyente, leal a Maduro. CreditCristian HernÔndez/EPA vía Shutterstock

A su vez, el enviado comunicó la petición a Washington, donde fue rechazada por los altos funcionarios. ā€œQuedamos frustradosā€, comentó el excomandante venezolano. ā€œNo hubo seguimiento. Me dejaron esperandoā€.

Después el diplomÔtico estadounidense se reunió con los conspiradores por tercera ocasión, a principios de este año, pero no lograron obtener una promesa de ayuda material ni una señal clara de que Washington apoyaba los planes de los rebeldes, según el excomandante venezolano y varios agentes estadounidenses.

Aun así, los venezolanos consideraron las reuniones como una aprobación tÔcita de sus planes, argumentó Peter Kornbluh, historiador del Archivo Nacional de Seguridad en la Universidad George Washington.

ā€œEstados Unidos siempre ha mostrado interĆ©s en conocer información de inteligencia sobre posibles cambios de liderazgo en los gobiernosā€, dijo Kornbluh. ā€œPero tan solo el hecho de que un diplomĆ”tico estadounidense se presentara a una reunión como esa probablemente se percibirĆ­a como un espaldarazoā€.

En su comunicado, la Casa Blanca dijo que la situación en Venezuela era ā€œuna amenaza para la seguridad y la democracia en la regiónā€, y seƱaló que el gobierno de Trump seguirĆ­a reforzando una coalición de ā€œaliados afines y sensatos, de Europa a Asia y a las AmĆ©ricas, para presionar al rĆ©gimen de Maduro con el fin de restablecer la democracia en Venezuelaā€.

Agentes estadounidenses han citado abiertamente la posibilidad de que las fuerzas armadas de Venezuela puedan tomar medidas.

El 1 de febrero, Rex Tillerson, que en ese entonces era secretario de Estado, ofreció un discurso en el que dijo que Estados Unidos no habĆ­a ā€œpromovido un cambio de rĆ©gimen ni la destitución del presidente Maduroā€. Sin embargo, en respuesta a una pregunta, Tillerson indicó la posibilidad de que se produjera un golpe de Estado militar.

ā€œCuando las cosas estĆ©n tan mal que el mando militar se dĆ© cuenta de que ya no puede servir a los ciudadanos, encontrarĆ” la forma de realizar una transición pacĆ­ficaā€, comentó.

Días después, Marco Rubio, el senador de Florida que ha buscado influir en el enfoque del gobierno de Trump sobre Latinoamérica, publicó una serie de tuits que animaron a los disidentes de las fuerzas armadas venezolanas a derrocar a su presidente.
Un grupo de venezolanos que esperaba para registrarse ante las autoridades migratorias brasileñas en abril. El colapso económico ha desencadenado un éxodo de venezolanos desesperados.CreditMeridith Kohut para The New York Times

ā€œLos soldados comen lo que encuentran en los botes de basura y sus familias sufren hambre mientras Maduro y sus amigos viven como reyes y bloquean la asistencia humanitariaā€, escribió Rubio. DespuĆ©s aƱadió: ā€œEl mundo apoyarĆ­a a las fuerzas armadas de #Venezuela si decidieran proteger al pueblo y restablecer la democracia con la destitución de su dictadorā€.

Durante su Ć©poca como director de polĆ­ticas de la Casa Blanca para AmĆ©rica Latina, Cruz les envió un mensaje a los venezolanos durante un discurso en abril. Se refirió a Maduro como ā€œdementeā€, Cruz dijo que todos los venezolanos debĆ­an ā€œinstar a las fuerzas armadas a respetar el juramento que hicieron de desempeƱar sus funcionesā€, dijo. ā€œCumplan con su promesaā€.

Conforme empeoraba la crisis en Venezuela en aƱos recientes, los funcionarios estadounidenses debatieron los pros y los contras de establecer diƔlogos con facciones rebeldes de las fuerzas armadas.

ā€œEran diferencias de opiniónā€, dijo Aponte, la exdiplomĆ”tica principal en materia de LatinoamĆ©rica del gobierno de Obama. ā€œHabĆ­a gente que le tenĆ­a mucha fe a la idea de que podĆ­an aportar estabilidad, ayudar a distribuir alimentos y trabajar en cuestiones prĆ”cticasā€.

No obstante, otros —entre ellos Aponte— vieron los riesgos de establecer vĆ­nculos con lĆ­deres de las fuerzas armadas que, segĆŗn el anĆ”lisis de Washington, se habĆ­an convertido en un pilar del trĆ”fico de cocaĆ­na y los abusos a los derechos humanos.

Roberta Jacobson, una exembajadora en MĆ©xico que antecedió a Aponte en el puesto de funcionaria principal del Departamento de Estado para polĆ­ticas de LatinoamĆ©rica, dijo que, aunque desde hace mucho Washington considera que las fuerzas armadas venezolanas sufren de ā€œcorrupción generalizada, estĆ”n muy involucradas en el narcotrĆ”fico y son despreciablesā€, ella pensaba que valĆ­a la pena establecer un canal diplomĆ”tico extraoficial con algunos de sus miembrosā€.

ā€œDada la descomposición extendida de las instituciones venezolanas, se tenĆ­a la idea de que, aunque no necesariamente eran la respuesta, cualquier tipo de resolución democrĆ”tica habrĆ­a tenido que incluir a las fuerzas armadasā€, dijo Jacobson, quien renunció al Departamento de Estado a principios de este aƱo. ā€œLa idea de escuchar a los lĆ­deres de esos lugares, sin importar quĆ© tan indeseables resulten, es esencial para la diplomaciaā€.

Sin importar cuÔl sea la lógica, sostener discusiones con los golpistas podría hacer sonar alarmas en una región con una lista de intervenciones infames: la invasión fallida de la CIA en Bahía de Cochinos para derrocar a Fidel Castro en 1961; el golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en Chile en 1973, que llevó a la larga dictadura militar de Augusto Pinochet, o el apoyo encubierto del gobierno de Reagan a los rebeldes de derecha conocidos como los Contras en Nicaragua durante la década de 1980.

En Venezuela, un golpe de Estado en 2002 destituyó brevemente a Hugo ChÔvez, el predecesor de Maduro. Estados Unidos sabía que se estaba gestando un complot, pero lo desaconsejó, de acuerdo con documentos clasificados que mÔs tarde se hicieron públicos. El golpe de Estado tuvo lugar de cualquier forma y el gobierno de Bush abrió un canal de comunicación con el nuevo líder. Los funcionarios estadounidenses después se distanciaron del nuevo gobierno debido a que creció el descontento del pueblo con el golpe de Estado y los países de la región lo denunciaron claramente. ChÔvez fue restituido como presidente.

En el complot mƔs reciente, el aƱo pasado habƭa de 300 a 400 miembros de las fuerzas armadas vinculados con el plan, pero esa cantidad se redujo a casi la mitad despuƩs de las enƩrgicas medidas emprendidas por el gobierno de Maduro este aƱo.

Al excomandante venezolano le preocupa que los casi 150 compañeros que han sido detenidos puedan ser torturados. Lamentó que Estados Unidos no proveyera los radios a los rebeldes, pues cree que eso pudo haber cambiado la historia del país.

ā€œEstoy decepcionadoā€, dijo el exgeneral. ā€œPero soy el menos afectado. Yo no soy prisioneroā€.

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